Tengo una amiga que cuando habla de su hijo se refiere a su “querido aborrescente” y es que, para que nos vamos a engañar, la adolescencia no es una edad lo que se dice fácil. A la diferencia generacional y cóctel hormonal, se junta esa frontera que todos hemos transitado y en la que no sólo nadie nos entiende (y mucho menos los padres que no sabemos nada de nada) sino que además estamos convencidos de ser poseedores de la verdad más absoluta.
Contra eso no se puede luchar y más vale hacer uso del refranero popular con aquello de “si no puedes con tu enemigo, únete a él” .Así que para los padres con hijos en esta peculiar edad, “enfermedad” por suerte transitoria, una recomendación: ¿qué tal un viaje con tu adolescente para en un ambiente más distendido tender algún que otro ligero puente de entendimiento?
Se puede diseñar juntos, tratando de armonizar gustos e intereses en una “entente” lo más cordiable posible. Trazar una lista de prioridades y cada quién que vaya añadiendo una a ver qué sale: costa, coche, gran ciudad, avión, casa rural, crucero…
De momento ya hemos avanzado en algo: nos hemos sentado juntos y vamos a ir diseñando la escapada juntos, o lo que es lo mismo, conociéndonos un poco más…
Te recomiendo que des tu brazo a torcer y no impongas tu criterio siempre o el objetivo principal del viaje (entender un poco más a ese Ser que un día has descubierto diferente mientras compartías el desayuno) hará aguas. También que le sorprendas con algún que otro guiño juvenil, que le demuestre fehacientemente que no siempre has sido el padre o madre aburrido, normativo y “desfasado” al que acostumbra. Eso sí, con medida. No eres su colega sino su padre/madre y eso nunca hay que perderlo de vista en el plan de ruta.
En un crucero todos tendréis tiempo individual y para disfrutar en familia. Haciendo el Camino de Santiago cual peregrinos compartiréis experiencias únicas. Viajando al extranjero os podréis medir en vuestra pericia idiomática y compartir vuestra perplejidad hacia las costumbres del lugar ajenas a vuestro mundo.
Porque en definitiva, aquí, da igual el destino. Lo importante es el viaje. Ese ir y venir junto al ser que amas por encima de todo. Sí, con tu queridísimo “aborrescente”, ¡perdón!, adolescente. Enjoy!
Yo he viajado en alguna ocasión con adolescentes y os recomiendo PACIENCIA , PACIENCIA y PACIENCIA. No hay que desesperar al comprobar, que a pesar de ofrecer un divertido plan, ellos se están mensajeando con amigos. He podido comprobar, que aunque parezca que no, en lo más profundo de su cabecita, se enteran de lo que le estas contando. ¡¡ Darles una oportunidad !!
Sí, paciencia, paciencia y paciencia 😉 Aunque también es cierto que si están acostumbrados a viajar en familia todo es más fácil. Y si se les tiene en cuenta todavía más. Saludo viajero 😉