El primer vuelo de mi bebé

primer vuelo bebé

El primer vuelo con bebé a bordo nos inquieta más a los adultos que a ellos

Mi hija apenas tenía un mes cuando voló por primera vez. Y no fueron uno sino tres los aviones que tomó ese día con vuelo transoceánico incluido. Muchos se preguntarán, pero ¿hacía falta tanta premura? Y la respuesta es sí porque no se trataba de un viaje de placer sino de regreso al entonces nuestro lugar de residencia tras el alumbramiento que había tenido lugar en mi ciudad natal.

Cuando recuerdo aquella jornada maratoniana, 20 horas de puerta a puerta, una imagen se queda fija en la pantalla de la evocación: lo mucho que lloré y la falta de sensibilidad del sobrecargo que hacía que mis lágrimas, incontenibles, se multiplicaran pese a los esfuerzos sobrehumanos por evitarlas. Las hormonas, la cesárea que aún dolía, el miedo ante la nueva etapa de madre primeriza ya lejos de la mía, el cansancio y la injusticia chocaron frontalmente con aquel hombre de corazón de coraza de avión sin empatía alguna. Cuando en ese momento tan delicado un atisbo de simpatía es además de bien recibido casi casi necesario. Por no hablar de los pasajeros antiniños cuando apareces con un bebé bajo el brazo…. un debate siempre de lo más actual.

BEBÉ CAMPEONA

Mi bebé se portó como una campeona porque todo lo que tenía que llorar se lo reservó para cuando llegamos a destino. Succión para los despegues y aterrizajes para que no le dolieran los oídos y de cuando en cuando viajecito al baño para cambiarla. Y poco más porque en ese tiempo se pasan el día durmiendo y por lo visto entre nubes todavía más.

Lo peor fue el desplazamiento entre aviones, cuando en una de las conexiones, las más larga y en la que más espacio disponible había, no me dejaron guardar las ruedas en cabina, algo que nunca entenderé cuando plegado apenas abultaba y era lo que encajaba la sillita en la que viajó, que alternábamos con la cuna de viaje que pone a disposición la aerolínea si la pides con antelación y tienes la suerte de que esté vacante. Porque es esa es otra. En viajes posteriores,  me llegaron a decir que los asientos ya estaban vendidos y que si los viajeros querían cambiármelos podría ir en la cuna, pero, ¡un momento!, si eran los únicos lugares habilitados para las cunas, ¿no deberían tener prioridad los viajeros que viajaran con bebé? Por no hablar de los ascensores solo habilitados para la gente de silla de ruedas. Un bebé recién nacido en carrito no computaba. Con todo lo que llevan (llevamos) a cuestas, con las ruedecitas por las escaleras o a pulso si es en el transbordo que no tienes ni ruedas…

Los bebés viajeros algún día pilotarán sus propios viajes y las compañías si no es por empatía al menos deberían tenerlo en cuenta para fidelizar a futuro en su marca.

BEBÉS Y RRSS

Me consta que las cosas van cambiando. Una porque cada vez son más los bebés que viajan, dos porque las aerolíneas quieren crecer en calidad y además tienen que ponerse las pilas ante la feroz competencia y tres porque la marca corporativa cada vez está más al aire ondulante de la reputación y el ruido que puede hacer en las redes una familia que se siente maltratada hace mucho daño.

Han sido tantos los vuelos que he realizado con mis hijas cuando eran bebés que podría escribir un manual aderezado de anécdotas. Incluso un ranking de las compañías que mejor nos trataron porque además del viaje de ida y vuelta residencia eventual casa familiar los cuatroabordo somos viajeros moviditos y todoterreno.

volar con bebés

Un día malo lo puede tener cualquiera. Pero al final el comportamiento tanto de niños como de adultos es una cuestión de educación.

VUELO DIRECTO

Dicho esto, no te desanimes si estás deshojando la margarita de volar con bebé en vacaciones, aunque si es vuelo directo y cortito mejor que mejor, para qué nos vamos a engañar. Que tienes toda una vida de viajes y aventuras por delante. Y sobre todo infórmate antes en la aerolínea o agencia de viajes y nunca des nada por supuesto. Vale la pena llevar todo tipo de recambio a mano ante cualquier eventualidad. Y si te quieres quedar más tranquila no dejes de visitar foros al respecto. Más vale la sobreinformación que la falta de ella, siempre desde la cautela y criterios propios. Esta vez hablo en femenino aunque querido lector y viajero date por incluido. Pero es que está comprobado que somos sobre todo las madres prescriptoras quienes más intercambiamos opiniones al respecto, y también el alto grado de credibilidad de las mismas por el altruismo y las experiencias en primera persona sobre las que se construyen.

Por cierto, se considera bebé a bordo hasta los dos años y de hecho no es obligatorio comprar asiento aunque se puede si así se desea.

El primer vuelo de mi bebé fue un 2 de febrero, el día de la Candelaria cuando todo comienza, y vaya si empezó pues hoy con sus quince añitos lleva más de cien vuelos en la maleta viajera. En cuanto al primer vuelo de la segunda bebé, también transoceánico pero solo de dos aviones y 14 horas puerta a puerta, se sumaba que además viajaba con mi pequeña de tres años. Aunque como bien se sabe, la experiencia es un grado 😉

Feliz VUELO

Marina IZQUIERDO

3 Respuestas a “El primer vuelo de mi bebé

  1. Pues menuda odisea de viaje y que poca consideración tuvieron con vosotras. Mi punto de vista es de -viajera sin niños- que no es lo mismo que -viajera anti niños-…. Por el bien de todos, espero y deseo que las compañías aéreas os cuiden, os mimen y os den facilidades para que estéis cómodos y relajados ¡ Todos los pasajeros salimos ganando !

    • Gracias Glo, así es. No es lo mismo viajera sin niños que anti niños. Un bebé llorando todo el viaje puede ser un infierno pero un adulto maleducado también. Y las compañías deberían cuidar al menos a los bebés como futuros clientes con poder de decisión si no tienen la suficiente empatía como para tratarlos como lo que son. Un abrazo viajero 😉

  2. Muchas gracias la verdad es que más que valentía fue necesidad 😉 Lo normal es empezar por vuelos nacionales y lo que esperamos como normal es el buen trato, o incluso más que bueno por las circunstancias especiales. Es un reto de aerolíneas y aeropuertos ahora que el turismo familiar es cada vez más habitual. Y si no lo hacen por empatía al menos deberían hacerlo porque cada acción cuenta para posicionar su marca. Los bebés son presente pero también futuros clientes que un día elegirán sus propios viajes y que recordarán con especial cariño las compañías y los lugares en los que se sintieron bien… Un abrazo viajero 😉

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