Aventura bajo el mar: el puente de Oresund

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Puente, isla y túnel en la aventura entre Dinamarca y Copenhague. Foto silvia_man/imagebank.sweden.se

Cruzar de Copenhague a Malmö brindó ese añadido de aventura al ya de por sí deseado viaje. Nada menos que transitar por el espectacular Puente de Oresund y saber, que de repente, descenderíamos a las profundidades del mar Báltico. Son 16 kilómetros los que separaban a Dinamarca y Suecia, ahora unidas para siempre con una obra de ingeniería única compuesta por puente, isla artificial (Peberholm) y túnel.

Para su construcción se necesitó una grúa a la que se conoce como el Cisne, la grúa más grande del planeta. Todo un reto para unir a ambos países con la ejecución de un puente lo suficientemente alto como para que pasaran los barcos por debajo pero también lo resistente para soportar el tráfico de coches, autobuses y tren de alta velocidad. Creo que desde la fascinación ante el Canal de Panamá no habíamos disfrutado de una contemplación igual.

COCHE, TREN O BUS

Los cuatroabordo lo atravesamos en coche, pero también existe la opción de tren (con una frecuencia de 20 minutos) y autobús, aunque los horarios no acompañan tanto en este caso.

Atravesando el famoso puente en coche en la inmensidad del Báltico

La conexión se inauguró en el año 2000 con el saludo a mitad obra del príncipe danés y la princesa sueca, mientras los respectivos reyes esperaban a cada lado como mejores embajadores mediáticos ante el mundo. Hoy Malmö, la tercera ciudad de Suecia,  además de ser visita casi obligada si estás en Dinamarca, se ha convertido también en residencia de muchos daneses a los que les sale a cuenta vivir allí aunque trabajen en Copenhague, al ser el coste de vida más barato.

DRAGOR

Entrar en ese puente elegante y desafiante, y ver cómo al poco tiempo te engulle el túnel desde la isla es sin duda toda una aventura. Pero para verlo en perspectiva es ideal una de las escapadas que hicimos desde Copenhgue al pintoresco pueblo marinero conocido como Dragor. El pueblo está detenido en el tiempo, todo adoquinado, con techos tradicionales de paja, y costumbres simpáticas de antaño como los curiosos retrovisores en las ventanas para no perder detalle de quién pasa sin tener asomarte. Desde allí, asomados a los embarcaderos, se puede contemplar el puente Oresund mientras patos y gaviotas componen la banda sonora de la aventura.

Desde los embarcaderos de Dragor, el espectáculo te atrapa.

Impresionante ver como transitan por él los coches para desaparecer por el túnel en un segundo, en el mismo segundo que el mar engulle al sol para dar por terminado el día.

                                                                                                                                                          Marina IZQUIERDO

 

2 Respuestas a “Aventura bajo el mar: el puente de Oresund

  1. Me pareció muy impresionante. Es una obra de ingenieria tan llamativa como pensar que en un momento estás en Suecia.

    • Cierto, impresiona tanto que si te lo piensas casi que no cruzas…jajaja. Pero vale la pena, ya lo creo. Por la experiencia en sí y por poner un pie en Malmö, una ciudad cada vez más literaria.

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