En Ferry: de Génova a Barcelona

En Ferry con niños. Italia EspañaCoche y barco. De Trieste a Génova en coche y de Génova a Barcelona en barco. «Vamos al puerto italiano donde vivía Marco” les digo a mis hijas. Es de mi época pero ellas han visto algún capítulo de la serie de dibujos en vídeo o en la tele. Paramos a comer en San Antonio de Padua y de allí al puerto italiano… ¡qué lejos vive Marco! “¡Pues tenéis suerte que no nos vamos a buscar a su mamá porque estaba en Argentina!” 

Para embarcar, por filas. A la espera. A nuestra derecha, un jaguar de unos españoles que van con sus nietos a la Costa Brava. A nuestra izquierda, un viejo coche cargado hasta arriba de una familia a la que después de Barcelona, aún le espera otro ferry en Algeciras para cruzar el estrecho que los lleve a casa. En el puerto no hay ni primera, ni segunda, ni tercera…. Todo el mundo espera por igual. Otra cosa es el barco…

Lo peor es la precariedad de las instalaciones en el puerto (la cafetería cerrada, los aseos lejos…) sobre todo ante el retraso imprevisto que nos mantiene allí horas sin poder movernos, flanqueados como estamos por coches por todos los lados.

Ferry con niños. Italia. EspañaMi hija mayor está impresionada ante tanta gente fuera del coche departiendo al calor de la noche, y sobre todo cuando entramos en esa boca enorme del ferry para dejar el coche allí. La pequeña hace rato que duerme en la sillita. Nos toca aparcar en rampa y allí nos quedamos. Con el freno de mano echado. Aprovechan hasta el mínimo espacio posible en la bodega.

Nos bajamos con una pequeña maleta (el resto se queda en el coche) y subimos al camarote. De azulete, dos literas. Caemos rendidos y nos despertamos con el azul del Mediterráneo entrando por el ojo de buey.

La cubierta, variopinta. Desde gente que no ha dormido a los recién levantados. Lo mejor, la inmensidad del mar. Esto no es un crucero le recuerdo a mi tropa, pero tiene alguna que otra actividad y nos amenizan el trayecto en una sala con una bailarina que interpreta la danza del vientre y un pequeño espectáculo destinado a los más pequeños.  La llegada a Barcelona perfecta; o más bien la salida pues acumulamos un retraso de cuatro horas con la espera en Génova. El orden y la rapidez con la que salimos de la bodega del ferry cientos y cientos de vehículos nos maravilla.

¿Ventajas? Disponer de tu coche para el viaje, el tiempo que te ahorras conduciendo (puedes leer, mirar el mar, compartir un juego de mesa en familia…) y que mientras duermes tu viaje siga su curso.

¿Desventajas? La espera o cualquier imprevisto. Así que si te animas, cargado de provisiones y ropa de mano para cualquier eventualidad.

Eso sí, para los peques, la AVENTURA está servida 😉

2 Respuestas a “En Ferry: de Génova a Barcelona

  1. La verdad que eso de poder ir de vacaciones con tu propio coche es una gran ventaja. Y la idea de un ferry no está mal, pues puedes llegar bastante más lejos sin darte mucha paliza de carretera.

    • Cierto, el coche te da mucha movilidad y flexibilidad. Y con el ferry como añadido, la comodidad de descansar mientras avanzas hacia tu destino 😉

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