Sigüenza con niños, Guadalajara, Castilla La Mancha con nuestra niñas. El otoño frío nos sorprende en su monumentalidad, detenida en otra época, o más bien en muchas, pues en su trazado se cruzan el medievo, el barroco, el renacimiento y el neoclásico, así, con naturalidad.
Nos detenemos en la magnífica plaza Mayor y sus soportales, erigida tal y como es por mandato del cardenal Mendoza, y decidimos, ahora que estamos descansados, subir hasta el Castillo. Tras visitar el patio de armas, entramos en su interior, desde hace más de 30 años convertido en parador. El chocolate caliente sienta bien. Hay muchos niños.
Morada de obispos y reyes, e incluso cárcel para doña Blanca de Borbón. Los salones y escalinatas te transportan y las vistas dan la razón a su nombre, Sigüenza, la que domina el valle.
Es un museo vivo y por doquier te detienes. Para amenizar la ruta las niñas cogen una piedra de los alrededores del castillo y la convierten en “pelota medieval”. Una vez le doy yo, otra tú…y así calle abajo, pese a las protestas de su padre que hacen que la piedra-pelota descanse un rato hasta el momento oportuno de volverla a poner en el suelo y volver a dar patadas en uno de los juegos más simples a la par que entretenidos de todos los tiempos.
Visitamos la casa del Doncel, gótico civil y símbolo de la ciudad. A las niñas les encanta el museo de la Guitarra y la Vihuela; también la recreación del taller de Santos Hernández autor entre otras de las guitarras del maestro Segovia. La explicación a través de un holograma las asustó al principio, aunque para impresionar nada como la Catedral, majestuosa, junto a nuestro punto de partida: la plaza Mayor. Ya es tarde y está medio a oscuras, en obras, con toda su magnificencia sobrecogedora. Preciosa.
El tren Medieval de Sigüenza es otra forma de acercarse a este lugar en el que palacios, iglesias, portadas y calles te transportan a otra época. Sale de la estación de Chamartín de Madrid determinados sábados al año (de marzo a noviembre) e incluye visita guiada entre otras actividades. Interesante visitas guiadas también las que organiza la oficina de Turismo de Sigüenza con un itinerario que recorre los principales monumentos.
El 22 de enero es el día grande de la ciudad para conmemorar su reconquista y en honor a San Vicente Mártir. El festival de dulzainas, y el san Vicentillo del día posterior, en el que la gaita, el tamboril y las naranjas y caramelos se adueñan de Sigüenza, alegría de los más pequeños.
Sea como sea y cuando sea, vale la pena visitarla y perderse por sus calles. Eso sí, si es en invierno, a abrigarse toca, ¡qué frío!
Que entretenido el viaje.Aprendí mucho.Gracias.
Me gustó mucho Sigüenza, comimos muy bien en un mesón de allí y me parece muy original ese juego de pelota medieval. Tendré que volver para recordarlo y poder jugar también.
Nosotros tenemos que regresar también, aunque no creo que las niñas cuatroabordo se líen con la pelota ahora 😉 Y la comida, para qué hablar, seguro que ahí sí que repiten experiencia…Un saludo viajero