Mónaco, escapada glamour

Monaco con niños

Al llegar a la estación de Mónaco, Montecarlo te recibe con todo su azul

Se acerca mi cumpleaños y si me dan a elegir, nada como una escapada para celebrarlo y recordarlo con toda intensidad. El año pasado le dije a mi tribu #Cuatroabordo que me apetecía una escapada con glamour, de esas que de alguna manera te transportan fuera de toda rutina. Solo teníamos un fin de semana y tenía que ser algo cerquita y con vuelo directo. Y de Europa, que la tenemos bastante trillada, sobresalía como destino con todos los ingredientes el Principado de Mónaco. Solo Gabriel había estado allí hacía años, así que para las chicas cuatroabordo, además, contaba con otra guinda que a los viajeros nos encanta: poner por ver primera el pie en un nuevo lugar.

El viaje empezó accidentado. En vez de recoger a nuestras hijas en el cole nos tocó ir al hospital. La pequeña se había tropezado con una mochila tirada por el suelo y caído de bruces sobre una mesa. Pensaban que se había roto la nariz, pero por suerte quedó en un fuerte golpe y susto y finalmente el médico nos dijo que podíamos volar. Ni contaros la carita de la pobre que no quería aguar el cumple a su madre, pero como es una campeonísima todo terreno y enamorada de todo lo que lleve la palabra “Viaje” fue la primera en insistir que adelante.

MADRID/NIZA

Lo del vuelo directo no lo era en realidad, porque teníamos que volar Madrid/Niza y luego coger un tren de apenas media hora a Mónaco. Decidimos dormir en Niza y fue todo un acierto. El Carnaval copaba sus calles y nos pareció una ciudad tan alegre e interesante, con esa fascinación que tenemos además por las que tienen tranvía y dan al mar, que decidimos ponerla en agenda para regresar. Pequeños cafés y restaurantes por doquier, cenita con velas y dulce con el que soplar la bendición de un año más, y con la vida pese al frío en la calle y aquella plaza de Garibaldi tan acogedora. Por no hablar de esos museos, entre ellos el de Chagall, que se colaban por las esquinas y que prometí algún día visitar.

 

No hay destino sin museo pero los de Niza tendrán que esperar.

No hay destino sin museo pero los de Niza tendrán que esperar.

 

MÓNACO DE REVISTA

A la mañana siguiente, después de uno de los momentos sagrados de todo viaje, el desayuno buffet del hotel, nos fuimos a la estación de trenes en tranvía. Una estación de época, la Gare de Nice-Ville, impresionante con sus balconadas de hierro y reloj. Nada que ver con la cacharra que nos llevó a Mónaco, ¡dios mío!, de glamour nada de nada, ni en los peores sitios he visto un tren tan viejo y mal conservado para viajar a la supuestamente glamourosa capital de Europa y reina del couché revisteril, portada tantas veces del Hola. Una que viene del país con modernos y atractivos cercanías no podía dar crédito a ese tren internacional del que adjunto documento gráfico para que no quede duda.

 

Tren niza monaco

El tren Niza Mónaco seguro que vivió mejores tiempos

Por suerte en menos de media hora estábamos en destino, y la decepción inicial quedó olvidada al llegar a la estación monegasca con unas vistas de impresión a la bahía de un azul que daban ganas de bañarte en febrero. Maleta en mano llegamos al hotel caminando, otro hotel en dos días y nada de pereza porque a las cuatroabordo junior los hoteles les parecen como castillos por descubrir y conquistar, expertas como son en hacer un dictamen rápido de las excelencias y las cosas a mejorar como si se dedicaran profesionalmente a poner y a quitar estrellas. No en vano la mayor por el momento no descarta ser diseñadora de interiores y no sé si tanto viaje y tanta mudanza de casa y de país ha tenido que ve con esa afición.

MONTECARLO Y LAS CARRERAS

Nada más instalarnos, nos fuimos a dar un paseo por este micropaís o microestado, el segundo más pequeño del mundo después del Vaticano, que también conocemos junto a San Marino, Andorra y Malta entre el famoso top10. Vamos, dos kilómetros cuadrados a la redonda que con dos días te lo recorres bien. Comimos en un restaurante de Montecarlo que le había recomendado a mi hija una amiga, Stars and Bars, y las hamburguesas eran de Fórmula 1, temática del lugar, a orilla del circuito de coches y con el ipad como menú donde elegir qué corredor comerte. Paseo, callejeo, fotos, barcos y más barcos, la montaña invadida por el urbanismo desmedido, el mar, y siguiendo un camino de cuento desde la carretera a través de un bosque jardín subimos hacia el promontorio donde se aloja la ciudad vieja.

restaurante cuatroabordo

A las cuatroabordo junior, felices cuando escuchan la palabra viaje, les encantó el guiño del restaurante con menú en tablet

PALACIO Y CATEDRAL, CIUDAD VIEJA

ciudad vieja monaco

Subir al promontorio donde se aloja la ciudad vieja es un delicioso paseo

 

Tras el ascenso de cuento pese a la lluvia, en la plaza principal se erige el palacio presidencial, al que vimos acceder al mismísimo jefe de Estado Alberto de Mónaco. Las tiendecitas y café que rodean lo que ellos llaman la ciudad vieja, nos recordaron un poco a San Marino. Siempre en lo alto del peñón abocado al mar abierto, con jardines y parques muy bien cuidados. En cuanto a la Cateldral, imposible no recordar las grandes bodas televisadas, una iglesia donde además reposan los restos de la actriz de Hollywood que se convirtió en princesa para dar más glamour a ese pequeño país, Grace Kelly. Nos cayó la noche y la bajada fue de vértigo con todas esas luces haciendo de la bahía un lugar con mil ojos abiertos. Las calles y avenidas llevan los nombres de la familia monagesca, e igual paseas por la de Carolina de Mónaco como cruzas la avenida de la Princesa Grace. Y en todo comercio, tienda o local siempre siempre el retrato de los principes Alberto y  Charlene, algo que no había visto, salvando las distancias, desde mi viaje a Túnez con el retrato de Ben Ali hasta en la sopa.

Monaco cuatro a bordo

La parte vieja de Montecarlo tiene un encanto especial cuando anoche en medio de tanto silencio. En la imagen el Palacio presidencial

 

EL CASINO Y TIENDAS DE LUJO

El domingo lo dejamos para seguir callejeando y ver el Casino. Desde el minuto uno nos llamó la atención la elegancia de sus gentes, familias completamente combinadas perro incluido como nunca habíamos visto antes. Todo cuidado hasta el mínimo detalle en esa pasarela dominical que es Montecarlo, donde se dan cita todas las tiendas de alta costura y las firmas de moda más exclusivas. En la plaza, el Casino, el café de París, el hotel tan cinematográfico como imponente, el aparcacoches uniformado y como decían mis hijas, toda la gama de descapotables y deportivo de alta gama que uno pueda imaginarse. Hasta el punto de preguntar: ¨¿No hay ningún coche normal?»

Casino con niños

Tras callejear, cruzamos por les Pavillons de Montecarlo donde se dan cita las marcas de moda más internacionales y desembocamos en el Casino

En el paseo de la playa descubrimos una Menina de Valdés, un pintor y escultor que nos gusta mucho, y una exposición de cara al mar que con grandes paneles resumía en blanco y negro la aventura urbanística de este Principado irreal pero cierto y muy curioso por su punto exótico y lleno de glamour para escaparse un par de días y caminar por esos escenarios de revista que llegan a los kioscos cada semana.

Playa monaco con niños

Y al final, siempre el mar…

Marina IZQUIERDO

4 Respuestas a “Mónaco, escapada glamour

  1. Mónaco y Niza, destinos glamourosos que tengo pendientes, aunque mejor en los meses de primavera, no? Me ha entrado el gusanillo, voy a mirar vuelos. Horrible ese tren!

    • Nosotros fuimos en febrero y no hacía mucho frío pero lo peor fue la lluvia que es lo que más incomoda cuando viajas. Mejor en primavera, seguro que lo disfrutais mucho. Cuando te animes escríbeme y te hablo de hoteles 😉 Un
      beso

    • Ya sabes que cuando decides viajar estás sujeto a imprevistos, y con peques todavía más… Por suerte quedó en susto y anécdota. Ya nos contarás que tal la escapada 😉 Un beso

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