«Mirad la cúpula, impresionante, ¿verdad?» Cúpula por aquí, cúpula por allá hasta que caigo en la cuenta: ¿sabes lo que es una cúpula? Mi peque de 6 años me mira con cara de póker. Lo intuye pero entre columnas, arcos, esculturas y frontispicios se pierde… Cierto. A veces nos entusiasmamos tanto que no caemos en aterrizar sobre las cosas más elementales: antes de hablar sobre la cúpula, decir lo que es.
Desde ese momento la cúpula y se convierte en la palabra del viaje. Antes y después. Primero cuando la vemos desde fuera, en la plaza de San Pedro. Luego cuando entramos a la catedral y la vemos desde dentro, desde abajo, y para rizar el rizo, cuando subimos a ella para divisar la más bella de las vistas: “Abuelita, he subido a la cúpula más grande, ¡320 escalones!» Le cuenta a mi madre orgullosa de su gesta.<em> “y eso que elegimos la entrada con ascensor, porque si no hubieran sido más de 500”</em>. Por no hablar de las siguientes a lo largo del viaje, claro: “mamá, mira, una cúpula, mamá, otra cúpula pero esta es más pequeña, mamá…» y así toda Roma
Por cierto, todo amabilidad y paciencia con las familias. Porque la subida es complicada y estrecha, y qué decir de la bajada. Pero las personas que subían y bajaban se tomaron su tiempo cuando nos tocó descender (de fondo oíamos la palabra «bambinis», con lo que imaginamos que prevenían al resto para que se lo tomaran con calma)
También oyen hablar de Miguel Angel y se impresionan con todo lo que ha hecho. Porque el día anterior a la visita de la basílica de San Pedro, llegamos hasta la mismísima capilla Sixtina casi por la campana. Por suerte nos alojamos en un hotel al lado de los museos, y fue un acierto: el Vaticano a pie. No se podían imaginar al gran Miguel Angel solo llenando aquel espacio de arte en las alturas.
Lo peor fueron las carreras y las agobiantes colas (porque nadie te cuenta que las peores son una vez estás dentro del recinto y no fuera , vamos, como Disney pero más entretenido con esas salas fantásticas y sus artesonados interminables, tapices, cuadros…) Eso sí, en cuanto la Capilla Sixtina se cerró (a la 1 de la tarde), ancha es Castilla: comimos en la cafetería y recorrimos plácidamente el resto de las estancias. Hasta se atrevieron a ver la momia del museo egipcio ¡y no tuvieron pesadillas!
Cuando les recordamos que estábamos en el país más pequeño del mundo (0.44 km2) y que prácticamente lo habían recorrido todo no se lo podían creer. ¿Dentro de Italia? Sí, y además Italia hace doblete, les dijimos, pues cuenta con otro micro estado: San Marino (60.5km2) Así que mapa en mano decidimos un nuevo plan a futuro: Venecia y de allí, escapada a San Marino. Teniendo en cuenta que Malta es el décimo, ¡a este paso nos vamos a especializar en los países más pequeños del mundo!
La primera vez que fui no nos dio tiempo a subir, además, con los niños tan pequeños se nos hacía un poco cuesta arriba. Así que queda pendiente para la próxima. Igual que los museos, la verdad es que en nuestro viaje nos centramos sobre todo en Roma y del Vaticano vimos la plaza y la catedral que es impresionante.
La verdad es que no todo el mundo se atreve a subir, de hecho este tema en facebook generó debate sobre si era oportuno o no. Nosotros lo hicimos y valió la pena el esfuerzo, eso sí, ¡son muchos peldaños! 😉