Somos fruto del viaje más especial, de ese trayecto único lleno de dolor y amor, tras nueve meses de espera en un aeropuerto sin vistas. Y cuando salimos a la calle por vez primera lo hacemos acompañados de la primera maleta de nuestra vida, esa que ha sido hecha con ilusión y desde el más inmenso de los cariños por mamá, como tantas otras a lo largo de nuestra existencia. Algo semejante ocurre cuando nuestra madre tuvo que luchar años para seguir el hilo rojo que la unía a su retoño y cruzar la frontera del corazón para en otro país, preparar la maleta para una nueva vida.
Muchos dicen que el Día de la Madre es todos los días, pero a mí cada vez me gusta más que haya uno concreto que nos invite a recordarles cuánto las queremos. Será porque me estoy haciendo mayor, o porque yo también soy madre, o porque como periodista sé que las cosas que no se ponen en agenda muchas veces se vuelven invisibles…
Al haber vivido en diferentes países todos mis años de ser mamá, este día lo he celebrado en muchos sitios con mis hijas, y siempre siguiendo el calendario español pero con la pena en más de una ocasión de no poder compartirlo con mi madre físicamente porque ella estaba en España. Eso sí, las llamadas y algún detalle especial siempre han ido rumbo a Valencia en ese día. Porque es un día en el que todas las madres, lo celebremos los hijos o no (las excusas de que es un día montando por los grandes almacenes pierden fuelle), en el fondo esperan ese pequeño reconocimiento a la labor más grande y desinteresada del mundo, con jornadas de 24 horas.
No hace falta el gran regalo pero sí agradecemos el detalle. Un beso, un abrazo, una flor, un dibujo, una fotografía, un libro dedicado…todo regado con la magia de una declaración que ponga sobre la mesa de los años el recuerdo verbal de su amor también, incondicional. Una escapada a ese lugar que sabemos que les gusta, bien sea un parque, un museo, una ruta, un restaurante, su pastelería preferida… Recordar juntos los lugares de su infancia, los viajes más especiales que hicimos en familia, planear el próximo… Eso, y las palabras mágicas…
Feliz día a todas las madres del mundo, con vuestro amor lográis que este mundo agitado gire con sentido… Te quiero Mamá 😉
No soy muy amiga de celebrar los días que, a mi parecer, se celebran para hacer caja… aún así, reconozco que un beso de mis hijos o de mi pareja y una pequeña celebración me reconforta…
A nadie le amarga un dulce. Yo antes también pensaba así pero ahora cada vez me gustan más. Es sentirte un poco más mimada y con un detalle, puede ser un desayuno especial, y un beso y abrazote fuerte, tan feliz. Aunque si se tercia un viaje, mejor que mejor…;)